Muchas mujeres de la era actual acuden al gimnasio para fortalecer su cuerpo y pasar un rato distinto en un ambiente con personas que comparten sus mismos gustos por el fitness, la belleza corporal y las dietas y ejercicios.
Es normal que quieran ir con regularidad a este establecimiento y también es normal que necesiten ayuda con varios de los ejercicios que forman parte de su entrenamiento para mantener su postura correcta y no sufrir algún tipo de desgarres de los músculos. Tanto hombres como mujeres se beneficiarían de tener un instructor a su lado a la hora de entrenar.
El problema está cuando los mismos hombres que asisten al gimnasio se las dan de entrenadores profesionales con credenciales, y se ofrecen a ayudar a las lindas señoritas solo para tener una excusa de acercarse a ellas, charlas y por que no, a veces incluso tocar su hermoso cuerpo. Muchos lo ven como una labor humanitaria pero otros tantos son sinceros y aseguran que lo hacen solo para acercarse a las mujeres y poder disfrutar el momento.
Fue por eso que una chica planeó un experimento social/ broma pesada en el gimnasio donde acudía con regularidad para ver las reacciones de las personas a su alrededor cuando ella empezaba a gem¡r de forma provocat¡va cada vez que un hombre se le acercaba a ayudarla con su entrenamiento.
Todos los hombres se habían acercado con aire dominante y muy imponentes pensando que se veían muy sexis y que la chica no se rehusaría a que lo ayudara. Ella por supuesto aceptó la ayuda y cuando éstos empezaban a tocar su cuerpo para ayudarla con las posiciones para los ejercicios ella gem¡a tan alto como cualquier actriz de películ@s para adult0s dejando en ridículo a los hombres.
Muchos de ellos no sabían como actuar ante tal escenario y la soltaban rápidamente viendo a todos lados para que no pensaran que él la estaba tocando inapropiadamente. Sin embargo la chica seguía g¡m¡endo sin parar como si estuviese en medio del acto.
Las personas alrededor no paraban de reír ante la incomodidad de todos los hombres que caían en la broma, pues ella no había pedido ayuda a ninguno y sin embargo, todos se acercaban pensando que su ayuda era necesitada.
Las reacciones de los hombres son completamente graciosas y dignas de unas cuantas sonrisas, además que seguro habrán aprendido la lección de no aparecerse cuando nadie les ha pedido su ayuda…
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